La creatividad es algo esencial en todo proceso de creación. Es aquello que marcará la diferencia, aquello que hará que un trabajo, cualquier trabajo, sea distinto y genial... pero resulta que no aparece cada vez que la necesitas, ni la posee todo aquel que la desea, a pesar de que muchos expertos indican que se puede cambiar, ampliar o disminuir, según la situación y el contexto del individuo.
Podemos afirmar que la creatividad es un valor en alza. Que es invisible. Y que implica numerosos procesos cognitivos, mezclando a partes iguales, materia gris y emociones. Aún no se sabe a ciencia cierta cómo funciona una mente imaginativa, pero se han podido identificar ciertos rasgos que comparten las "personas creativas" o los "artistas", aunque resulta imposible generalizar, pues de un lado, las personas con
mucha imaginación tienen una mente más caótica, y de otro, la misma creatividad implica una personalidad compleja, con muchas contradicciones, una huída de los convencionalismos y una tendencia a evitar la rutina.
No obstante, estos rasgos en común que comparten las personas creativas son:
- Sueñan despiertos y con mucha frecuencia "salen" de sus propias mentes: dejar que la mente vague libremente a sus anchas facilita el proceso de "incubación creativa". Es aquello que sucede cuando "de repente" se te ocurre una idea: en realidad tu mente lleva tiempo dándole vueltas al asunto aunque a ti te parezca que la idea se te ha ocurrido improvisadamente. Se ha descubierto que soñar despierto activa los mismos procesos cerebrales que se asocian a la imaginación y a la creatividad. También se ha demostrado que a menudo, la "distancia psicológica", el hecho de salir de nosotros mismos y ver las cosas desde otro punto de vista totalmente distinto y desconocido, activa el pensamiento creativo.
