divendres, 13 de març del 2015

El éxito imparable del lujo en plena crisis económica.

Hace unos días leía un artículo sobre el auge que está atravesando el sector del lujo, y francamente, confieso que me quedé de piedra. Al parecer, la firma de alta costura Valentino cerró 2014 con 102 millones de euros de beneficios -¡¡¡ 102!!!-. Sus resultados aumentaron en 2014 un 57% con respecto al 2013 y las ventas tuvieron un crecimiento del 36% respecto al mismo año. Y en cuanto a  Saint Laurentotra de estas lujosas firmas, tuvo unas ventas en el año 2011 de 353 millones de euros y en el ejercicio 2014 estas ventas se duplicaron llegando a los 707 millones de euros en 2014. 

Y todo esto, en plena crisis económica a nivel mundial y mientras el resto de los mortales, aquellos que no podremos acceder a estas firmas de lujo en la vida -ni ganas-, intentamos sobrevivir a una de las peores crisis económicas que han azotado a nuestra sociedad. Mientras la tasa del paro alcanza cifras espeluznantes, mientras aumenta el número de ejecuciones de hipotecas y el número de desahucios, mientras aumenta de manera alarmante la pobreza infantil, mientras centenares de miles de personas son atendidas  a diario por el Banco de Alimentos, mientras un 15% de las personas que tienen trabajo es pobre de todos modos, porque percibe un salario tan bajo que no permite cubrir sus necesidades básicas... mientras todo esto sucede, resulta que el lujo está en auge!

Por todos estos motivos, y muchos más que no puedo enumerar por falta de espacio, a mi esta noticia me da grima. Mucha grima. Porque es deleznable y espantoso que una parte minoritaria de la población mundial disfrute de una vida de lujo y excesos económicos mientras que el resto de habitantes del planeta, malvive para sobrevivir. Porque los níveles de extrema desigualdad son cada vez más notorios y se estima que cerca de la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población

Que las 85 personas más ricas del planeta tienen el mismo dinero que 3.750 millones de pobres del mundo. Que la fortuna de la 10 personas más ricas de Europa supera el coste total de las medidas de estímulo aplicadas en toda la Unión Europea entre los años 2008 y 2010. O que el 1% más rico de la población española concentra más riqueza que el 70% más pobre.



Hemos alcanzado un nivel de desigualdad económica sin precedentes. La brecha social es una herida profunda en la piel de nuestro planeta.  ¿Cómo podemos soportar estas injusticias?.¿Qué tipo de sociedad hemos construído?

Y supongo que habrá quién opine que este discurso es pura demagogia, quién argumente que la industria del lujo genera muchos empleos y que si desapareciera sería peor. Pero a mi  me seguirá pareciendo una verdadera aberración comprar unos calcetines a 500 Euros o un vestido a 12.000 mientras mi vecino de enfrente no tiene qué comer o dónde vivir. Me seguirá pareciendo cruel y surrealista que, mientras haya un solo niño en el mundo que se muere de inanición, exista alguién dispuesto a pagar por cualquier artículo de una de estas firmas de lujo, obscenas cifras astronómicas. 

Y es evidente que no tengo la clave para borrar la pobreza de la faz de la tierra pero dudo mucho que la forma de conseguirlo sea comprando bolsos de Marc Jacobs a 1.500 Euros, por poner un ejemplo. Así que como mínimo, me queda el derecho a opinar. Y el mero hecho de que exista un 1% de la población mundial consumidor de artículos de lujo y que 1 de cada 9 personas en el mundo carezca de alimentos y que más de mil millones de personas viven con menos de 1.25 dólares al día es indecente. Y demuestra que como especie no estamos haciendo las cosas nada bien y que algún día pagaremos por ello.



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