Hubo un tiempo, hace unos añitos, que andaba yo locamente enamorada de un chico moreno de ojos grandes. Había olido su perfume sobre su piel cada día de todo los años que habíamos pasamos juntos, así que cuando ya no lo estábamos, porque habíamos roto, me bastaba oler su aroma -que por cierto se parecía mucho a un ambientador que por aquella época se utilizaba en algunas tiendas de ropa y accesorios para hombre- para sentir un pinchacito en el corazón y acordarme de él, y de cómo era yo con él, con mucha nostalgia.
Y es que según Bernd H. Schmitt, profesor y especialista en Marketing Experiencial, el ser humano recuerda el 1% de lo que toca, el 2% de los que oye o escucha, el 5% de lo que ven sus ojos, el 15% de los que saborea -recordar la magdalena de Proust- y el 35% de lo que percibe a través de su olfato. Así que ya podéis imaginar la importancia que tiene para nosotros los olores: los de la infancia, el olor de nuestro primer amor, los olores de la ciudad donde naciste, el olor de la persona a quién amas, el olor de de tus hijos...
El olfato es nuestro sentido más antiguo y el único canal
con el que el cerebro conecta directamente con el medio ambiente. Además, es un sentido que siempre está activo, nunca duerme, nunca descansa, porque para vivir necesitamos respirar y al respirar nuestro olfato está en pleno funcionamiento.
El
circuito neural del olfato está muy vinculado con el material
neurológico de la memoria y de las emociones, y por eso experimentamos una gran intensidad emocional al recordar cualquier vivencia asociada al olfato -como cuando de repente respiras un olor que te transporta directamente a tu niñez y a las moras rojas y negras que crecían al lado de la vía del tren donde soliáis ir a jugar con las bicis-.
El olfato también resulta esencial a la hora de enamorarnos, aunque no seamos conscientes de ello, y posteriormente, una vez ya estás enamorado, cada vez que identificamos o percibimos el aroma de nuestra pareja, nuestra memoria olfativa reacciona trayendo a la mente al ser amado e incluso modifica el estado de ánimo que tengamos en ese momento.
Por todo esto, considero que es
importante dejar un buen recuerdo olfativo en las personas
con las que convives a diario o con las que te cruzas durante el día -yo
siempre se lo digo a Max-. Así que te propongo que hoy salgas a la calle con los ojos bien abiertos, que agudices el oído, que saludes y toques - besándole en las mejillas, con un abrazo o con un apretón de manos- a las personas conocidas con las que te encuentres, que sonrías, que tomes un buen desayuno saboreando lo que comes, y sobretodo que te dejes guiar por tu olfato, que seguro, seguro, te llevará por el buen camino.
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