"Hoy me he levantado con un salto mortal"... Bueno, tanto como salto mortal no, pero me he levantado con unas ganas locas de ordenar ropa, bolsos, fotos, papeles y documentos varios. Y, ¿por qué?.
Pues exactamente no tengo ni idea pero creo que tiene que ver con el cambio de estación -aunque el otoño oficialmente llegó hace tiempo es ahora que por fin notamos que acabó el verano- y con el cambio de la luz -ahora amanece y anochece muuuy pronto-. Porque a mí, el frío de las calles me invita al recogimiento y a la reflexión interior -aquella que te ilumina
mientras tomas una taza calentita de chocolate o te acurrucas bajo una manta-.
Y resulta que todos estos cambios exteriores me empujan, sin ser consciente, hacia una renovación interior, supongo que con el objectivo de ser más y mejor cuando llegue la primavera. Los cambios exteriores me recuerdan que yo también puedo cambiar y me reactivan las ganas de dejar atrás de una vez por todas las "cosas" inservibles que ya no quiero que me acompañen nunca más en mi camino -y sí, lo habéis adivinado, este "cosas" engloba a todo y a todas aquellas personas que ya no me interesan por ser tóxicas o directamente, malas personas que no me hacen ningún bien-.
Así que os escribo rapidito desde mi escritorio recién ordenado -parece increíble- porque estoy a punto de salir a tirar al contenedor dos bolsas de basura bien llenas de "cosas" que ya nunca más necesitaré ni nunca echaré de menos.
Adiós basura, adiós.
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